domingo, 10 de junio de 2012

Miully Ranger




Antes de nada debo decir que este relato (por llamarlo de algún modo XD) tiene ya unos cinco o seis años y como veréis es muy pero que muy chorra XD

Estaba mal escrito y he hecho un intento por arreglarlo un poco.

Aviso... no me preguntéis sobre los nombres raros porque no os voy a saber contestar, y... no intentéis entender el razonamiento de la prota porque su cabecita es muy rara y simplona XD

Leedlo más como una curiosidad que como algo serio… claro que si nos ponemos así los sueños que ponga en un futuro serán todavía más extraños y curiosos que este simple relatillo XDD 



“Tras el Ladrón misterioso”


Año 2437, la Tierra. Tras la llegada de nuevas fuerzas espaciales la Tierra es ahora centro de reunión de las distintas especies que pueblan el universo. Se ha convertido a la vez en la responsable de ley y orden de sistemas estelares y en un mundo lleno de peligros... como cualquier planeta civilizado se ha llenado de grandes ciudades cuyos edificios llegan prácticamente a rozar el cielo, y los criminales andan por allí como en su propia casa. La policía hace lo que puede pero aun así se han tenido que crear nuevos grupos para guardar el orden... uno de ellos son las fuerzas especiales de la policía de élite, la cual tiene más derechos en cuanto a armas nuevas y un poder mucho más efectivo contra los grandes criminales...




21:03h. Ciudad Field, distrito 9. La tierra.


    -¡¡ARGGGG!! ¡Cómo pesa la bolsa! -Decía Miully mientras sacaba la basura.

Miully era una Chica-Gata espacial, vestía ropas de micraths -un nuevo material descubierto en las minas de Plutón, parecido a la licra pero mucho más resistente y manejable- Su traje era el normal de las agentes de su planeta, solo que ella había dejado el cargo y se había convertido en mercenaria tras un pequeño accidente en la base del general –de algún modo el general junto con la base salieron volando después de que Miully llevara los restos de una nave alienígena llena de residuos altamente explosivos- El uniforme constaba de unos pantalones cortos negros con una franja fucsia en los laterales, una camiseta sin mangas de cuello alto del mismo color, unas botas y guantes y por encima de la ropa un –una mezcla de kimono y gabardina- color rojo.

Mientras Miully sacaba la basura por la parte trasera de su casa y su feliz compañerito, un Hamm blanco, le correteaba por encima, recibió una llamada a su Phonoreloj.

“Priribiriiiiiii........” “Piribiriiiiii...........” Cuando Miully pulso por fin el botón de aceptar llamada, del aparato que llevaba en la muñeca salió una pantalla holográfica en la que se encontraba el comandante en cargo Feiz, un Arlikiano del más alto cargo.
    -¡Miully! –Gritó el comandante- ¡Tenemos una nueva misión para ti!
    -Jooooooooo... ¡Pero si hoy es mi cumpleaños! –Refunfuñó Miully con los ojos llorosos- ¡¡Hoy es mi Día de descanso!!
    -Pues no es posible... te necesitamos urgentemente. Sabes que si no fuera estrictamente necesario no te avisaríamos en un día tan importante pero...
    -Sí jefe... lo sé... pero es que hoy iba a volver a ver a mis padres después de 3 ciclos planetarios... –La cara de la pobre Miully se iba tornando cada vez más triste. El Hamm intentaba animarla pero no había forma.
    -Lo sé agente Ranger, pero a veces tenemos que hacer cosas que no querríamos y cumplir con nuestras obligaciones a pesar de faltar a cosas más de nuestro agrado. ¡Además! ¡Eres la mejor mercenaria que tenemos a nuestro servicio en estos momentos! -Dijo el comandante esbozando una sonrisa y esperando que esto convenciera a la gata.
    -Está bien... Dígame de que se trata esta vez. –Dijo finalmente muy decidida a cumplir pronto con su trabajo y poder tomarse el resto del día libre- ¿A que sucio criminal hay que detener hoy?

Mientras el comandante le explica la situación, en la pantalla holográfica del Phonoreloj aparecieron una serie de datos del criminal y de los delitos que este había cometido hasta el momento... Aparte de unos números que Miully todavía no sabía muy bien que significan.
    -Éste que ves en la pantalla es El Gato Pardo un ladrón de poca monta que en los últimos años ha cometido una serie de intensos robos menores y algún que otro robo al por mayor... –Dijo el comandante mientras en la pantallita se mostraba un video del último robo cometido por el ladronzuelo- Ahora está planeando robar la Piedra Eldoora expuesta en el museo de la ciudad... o al menos eso nos decía en una nota que nos dejó para que le diéramos caza... si podíamos. Tu misión es capturarlo y traerlo al centro de policía élite para descubrir por fin quien es y que cumpla condena.
    -¡Entendido! ¡Esto es pan comido! –Se rió la joven gata.- ¡¡Jefe, lo tendré allí en menos que canta un garth!!

Acto seguido la chica cortó la conexión con el comandante y entró a su casa para prepararse para la caza. Cogió su pistola láser C300 de última generación, apagó todas las luces, cerró todas las ventanas y se dispuso a partir junto con su fiel compañero Hamm.

22:37h. Museo de Ciudad Field, distrito 15. La Tierra

Cuando Miully llegó al museo éste estaba totalmente desierto... todo estaba extrañamente oscuro y silencioso. No se percibía si quiera la linterna del guardia que suele estar rondando por allí y todas, absolutamente todas las alarmas estaban apagadas.

Miully fue hasta la sala en donde debía encontrarse la piedra Eldoora. No tuvo problemas para llegar ya que como era una Chica-gata veía perfectamente con un mínimo de luz y la que entraba por las ventanas era más que suficiente. Cuando llegó, el Hamm le advirtió de un inminente peligro –Ese precisamente era el cometido que tenía el Hamm que llevaba, avisarle de los posibles peligros que pudiera correr Miully... aparte de ser una muy buena mascota- El astuto ladrón la estaba esperando cerca de la puerta, escondido tras la estatua de un antiguo faraón. Saltó hacia ella, que logró esquivarlo y de la mano del ladrón salieron unos finísimos polvos rosas que impactaron de pleno sobre el pobre Hamm dejándolo totalmente aturdido por unos segundos.
    -¡Hamm! ¿Estás bien?-Le preguntó Miully muy preocupada al Hamm, ya que no sabía que podían ser esos minúsculos polvillos.- Espero que no te pase nada malo... ¡no lo soportaría!

El Hamm parecía estar bien, un poco.... resfriado... pero bien. A todo esto… ¡se les había olvidado el ladrón! Cuando fueron a mirar ya estaba robando la joya y subiendo por una cuerda hasta la cúpula del techo. Miully sacó rápidamente su pistola láser y disparó, pero el tiro no fue muy acertado y dio a un foco del techo provocando la caída de unos cristales justo cuando el veloz ladrón había vuelto a conectar las alarmas. Así estuvo sonando la alarma en el museo durante unos 15 minutos, los cuales Miully aprovechó para intentar seguir los pasos del ladrón –y así también librarse de tener que pagar los platos rotos- Cuando salió del museo y miró hacia las cúpulas de éste, vio como el Gato Pardo iba saltando por los tejados gracias a sus botas de hypersaltos. De modo que Miully no tuvo más remedio que bajar del tejado y correr por las calles tras su silueta recortada contra el cielo nocturno en cada salto.

El ladrón corría y corría... o mejor dicho, saltaba y saltaba por todo el distrito 15 hasta que en una de aquellas desapareció por uno de los tejados.

Cuando Miully se dio cuenta de esto se puso a pensar cuál sería la mejor opción, si subir por donde había entrado él, o pasar por las puertas del edificio. Pero el problema estaba en que ése preciso edificio no tenía puerta alguna... Es decir, que la puerta estaba sellada por algún código de seguridad que hacía imposible la entrada a otro que no fuera el propietario de la finca haciéndola invisible y ocultándola a ojos ajenos.

Por lo tanto no le quedaba más remedio que subir y entrar por donde desapareció el escurridizo Gato Pardo. Cogió su pistola láser y le cambió el modo a “Cuerda Laynz”, apuntó hacia lo más alto de la casa y… ¡disparó! Pero la pobre Miully era tan torpe en estos aspectos que tuvo que probar unas cinco veces más hasta que consiguió enganchar la cuerda. Se colgó la pistola a su cinturón y apretó el botón de recogida del cable, en unos pocos segundos estaba ya en el tejado… Pero allí tampoco se veía entrada alguna. De pronto se fijo en un pequeño brillo en la parte izquierda de la amplia terraza que era el tejado. Se acercó para examinarlo y casi sin darse cuenta estaba cayendo por un agujero que había salido de la nada. Después de dos segundos de caída Miully se enderezó y cayó de pie sin hacerse ni un rasguño. Ahora se encontraba en una cámara totalmente a oscuras menos por el débil haz de luz que entraba por el agujero del techo.

Otra vez no se encontraban entradas ni salidas a simple vista y de pronto la poca luz que había en el cuarto empezó a menguar, la abertura del techo se estaba cerrando. Si no hacía algo pronto estaría sumida en la más absoluta oscuridad sola y sin saber qué hacer... De pronto recordó lo que le dijo un día su padre.

    -Hija... en tu trabajo es fácil caer en engaños hechos por maleantes para detenerte antes que los detengas tú a ellos. Uno muy fácil de hacer es encerrarte en una oscura habitación sin puertas ni ventanas y dejarte totalmente a oscuras, lo más normal es que ellos vayan delante para que les sigas, así que SÍ tiene que haber una salida por la que ellos puedan escapar... Tú solo ten esto y llévalo siempre contigo para esos casos, ¿de acuerdo hija?

Así ella recordó el colgante que le dio su padre y lo sacó... acto seguido él solo se “levantó” y flotando señalaba el camino por donde se encontraba la puerta. Al llegar junto a una de las paredes el colgante pareció ser comido por ésta aunque realmente se había introducido en una cerradura muy fina situada en la parte central del muro. Después de esto y de un ligero “Clack!” se abrió una salida al camino de Miully.

La puerta daba lugar a una sala, esta vez blanca y con mucha luz, llena de cachivaches inútiles, la mayoría estropeados o anticuados, que parecían estar apilados con una disposición en concreto, casi, casi formando un laberinto.

Un poco más adelante vio una especie de trono al final de la sala en el cual estaba sentado el famoso ladrón, que al ver a Miully salió escopeteado hacia otra sala abriendo una puerta corrediza de la pared izquierda.

Al ver lo ocurrido Miully corrió tras él pero lo perdió de vista después de cruzar un pequeño museo de los horrores lleno de bebes deformes y esculturas tridimensionales de monstruos de películas.

Llegó a una pared del improvisado museo en la que había cuatro puertas a elegir, cada una con un color diferente. Azul, rojo, amarillo y negro. Y sobre éstas había una indicación:

    “Si atrapar al Gato Pardo deseas, la puerta correcta atraviesa. Si te equivocas al elegir, algo malo te puede ocurrir. Piénsatelo bien. ¿¡De qué color tiene que ser!?”


Miully desconcertada no sabía por cual pasar.
    -Cuatro colores... ¿cuál será? Mmmmmm..... la joya que ha robado es roja, tal vez sea esa la puerta... pero sería muy fácil así... por otra parte, el brillo de los ojos eran amarillos y el traje negro... también sería sencillo que fueran esas... pero ¿Azul? ¿Qué pinta aquí el azu?

Miully pensaba y pensaba que podía significar el azul pero nada. Seguía sin saber a qué se refería, pero finalmente tomo la decisión de pasar por la puerta 4 que era la de color Azul.
    -Bueno... si no tiene nada que ver lo más seguro es que sea esta la indicada... Total, ¿qué mal me podría pasar?

Y así, más decidida que nunca a afrontar su decisión, Miully cruzó la puerta azul. Llegó a una sala negra como la primera pero esta vez alguien le estaba esperando... Sí, el Gato Pardo le esperaba justo delante de la entrada.
    -Bien Miully... al final lo has conseguido, ¿eh? Has logrado darme caza. ¡¡Jajajaja!!
    -¿Cómo sabes mi nombre? –Pregunto Miully extrañada.
    -Eres la mejor mercenaria que tiene la policía de elite en estos momentos en su plantilla... ¿para que crees que avise a los polis? Quería ver cuán eficaz eras. –Dijo el ladrón muy seguro de sí mismo mientras se quitaba la máscara.- Además hija... queríamos ponerte a prueba.
    -¿¿¡¡PAPA!!?? –Dijo Miully atónita.- Pe... pero... ¿cómo has...? ¿Qué es lo que...? Y... y... ¿¡Cómo!?
    -Bueno, eso pregúntaselo al comandante Feiz.

Y mientras decía esto las luces se encendieron de pronto. Toda la comisaría de élite, todos los amigos de Miully y hasta su propia madre estaban al fondo de la sala, esperando con un delicioso pastel de cumpleaños, a que el padre diese la señal para encender las luces y gritar todos a la vez:

¡¡¡¡¡¡SORPRESA!!!!!!! ¡¡¡¡¡FELIZ CUMPLEAÑOS MIULLY!!!!!!!! 

 

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